26/6/14

Equipaje de vacaciones. Bolsillo




Franz Kafka.
El desaparecido.
Traducción de Miguel Sáenz.
El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2014.

El conflicto entre la autoridad y el individuo, la opresión ambiental de un entorno hostil, la búsqueda de identidad, la desorientación ante la impenetrable maquinaria del poder que aniquila a la persona, la culpa y el castigo, la pérdida y la huida son algunos de los temas con los que Kafka construyó un universo narrativo que se ha acabado convirtiendo en una metáfora del mundo contemporáneo.

Animado por la facilidad con la que acababa de terminar La condena, Kafka escribió con rapidez exaltada El fogonero como primer capítulo de los seis que proyectó para una novela muy crítica con las injustas relaciones laborales en el capitalismo norteamericano.  Esa novela iba a ser El desaparecido, que dejó inconclusa y que su amigo Max Brod editó en 1927 con un título póstumo y no autorizado: América.

Una novela que se inicia con la llegada a Nueva York del joven Karl Roßmann, obligado por su familia a hacer ese viaje que lo aparta de su entorno para purgar su culpa, y transmite la imagen del mundo como un laberinto: el interior intrincado del barco en el que llega a América en busca de fortuna el protagonista.


Santiago Rusiñol.
Máximas y malos pensamientos.
Traducción, edición y notas de Francisco Fuster.  
Vaso Roto Cardinales. Madrid, 2014.

Al primero que deberían condenar a muerte, por haber matado, es al verdugo, escribe Santiago Rusiñol en uno de los doscientos aforismos de Máximas y malos pensamientos, que publica Vaso Roto Cardinales con traducción, edición y notas de Francisco Fuster.  

Piensa mal y no errarás es el subtítulo que Rusiñol eligió como lema de este conjunto de textos breves y provocadores que buscan el escándalo o critican los males sociales con sarcasmo, escepticismo y buen humor y muestran la cara oculta e inesperada del pintor y escritor, del Rusiñol crepuscular y desengañado que publicó en 1927 estos aforismos que había ido reuniendo durante dos décadas. Entre ellos este: Quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla.

Entre la reflexión y la frase ingeniosa, entre la ocurrencia, la denuncia y la greguería, trazan esta suerte de autobiografía indirecta que Rusiñol escribió –como señala Francisco Fuster en su introducción- para comentar su texto y recordar su vida; o, lo que es lo mismo, para comentar su vida y recordar su texto.


Gabriel García Márquez.
Cien años de soledad.
Debolsillo. Barcelona, 2013.

Años después, frente al pelotón de fusilamiento, Arcadio había de acordarse del  temblor con que Melquíades le hizo escuchar varias páginas de su escritura impenetrable, que por supuesto no entendió, pero que al ser leídas en voz alta parecían encíclicas cantadas.

La soledad y el deseo, siete generaciones y una maldición cumplida, un galeón varado en la selva, las edades metalúrgicas y la represión salvaje de una huelga, las guerras civiles y la abolición de las fronteras entre la vida y la muerte, entre el sueño y la realidad, el viento destructor en la ciudad de los espejos y los espejismos y las mariposas amarillas.

En un tiempo sin tiempo entre José Arcadio el fundador y el Aureliano final que nace con la marca siniestra de la profecía. Lo predijeron los pergaminos de Melquiades: El primero de la estirpe está amarrado a un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas.

El milagro irrepetible de la novela más prodigiosa que se ha escrito en español en el siglo XX.



Ramón del Valle-Inclán.
Romance de lobos.
Edición de Ricardo Doménech.
Austral. Barcelona, 2014.

Con Romance de lobos, que culmina el ciclo mítico de las Comedias Bárbaras, Valle-Inclán alcanzó una de sus cimas creativas. Ambientada en la Galicia rural y supersticiosa de la Santa Compaña y las relaciones casi feudales, es una revisión finisecular, simbolista y decadente, del mito de Don Juan transfigurado en la presencia potente de Don Juan Manuel Montenegro.

El desenfreno y el arrepentimiento, el exceso y la culpa, la locura y la muerte son las claves de esa figura que actúa sobre el telón de fondo negro de aquella tierra antigua y misteriosa.

La síntesis del simbolismo y el expresionismo, de lo pagano y lo cristiano, de lo clásico y lo contemporáneo convergen en un texto de enorme intensidad verbal y plástica, en una obra en la que el paisaje tenebroso y agitado se convierte en una metáfora del protagonista y la fuerza de sus coros recupera el tono de la tragedia clásica en un texto que Valle dio por terminado definitivamente hace ahora justamente un siglo, aunque en 1922 lo retocó levemente.

Austral lo acaba de reeditar con una espléndida introducción de Ricardo Doménech.



Santiago de la Vorágine.
La leyenda dorada.
Prólogo y selección de Alberto Manguel.
El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2014.

La leyenda dorada fue, junto con la Biblia, el libro que más circuló por Europa en la Edad Media, sobre cuyas manifestaciones culturales ejerció una influencia determinante. Lo escribió a mediados del siglo XIII el dominico genovés Santiago de la Vorágine y en la España del primer Renacimiento siguió estando viegnte adaptada en el Flos sanctorum.

Es un florilegio hagiográfico que cultiva el detalle novelístico y se convirtió pronto en un manual de referencia no solo para los predicadores, sino también para los escritores y en un compendio de la iconografía que usaron los pintores medievales.

Pero es mucho más que eso: es una explicación del calendario litúrgico con el que la Iglesia pretende pautar el tiempo y controlarlo en la sucesión del santoral; un martirologio con prodigios y milagros y con etimologías inventadas y estrafalarios.

Por eso quizá ningún texto mejor que este para adentrarse en el día a día intrahistórico de la mentalidad medieval, la que está en la base de su literatura y sus artes plásticas, de la pintura a la escultura.

Después de las Vidas imaginarias de Marcel Schwob y de la Historia universal de la infamia de Borges, estas santas vidas –escribe Alberto Manguel en el prólogo de su selección para El libro de bolsillo de Alianza- casi no pueden ser leídas sino de manera literaria, con connotaciones humorísticas o fantásticas muy lejanas de la intención de su autor y de la visión de sus primeros lectores, para quienes los hechos narrados eran reales, o al menos correspondían a una incontrovertible verdad poética.

Conversaciones con Otto Frank.
Traducción de José Miguel Parra.
Prólogo de Alfonso Fornieles Ten.
Confluencias Editorial. Almería, 2014.

Lo que tenemos por hacer nunca terminará es el subtítulo de este volumen de conversaciones con Otto Frank que publica Confluencias.

Un volumen que recoge el testimonio del padre de Ana Frank, un superviviente y un héroe sencillo, como lo define Alfonso Fornieles Ten en el prólogo que ha escrito para presentar este libro breve, pero de una intensidad y una verdad impagables.

Con abundantes fotografías del álbum familiar, se recogen en él dos entrevistas inéditas a Otto Frank, una de 1967 y otra de 1977, más una tercera que recoge el testimonio de Miep Gies, la secretaria de la empresa de Otto Frank, la persona que se ocupó de la familia mientras permaneció oculta en Amsterdam y conservó los papeles de Ana Frank hasta que en el verano de 1945, cuando se supo que Ana y su hermana habían muerto en el campo de concentración de Bergen-Belsen, se los entregó a su padre, que desde entonces se dedicó a preservar la memoria de su familia aniquilada y del holocausto.



Ricardo Piglia.
Formas breves.
Debolsillo. Barcelona, 2014.

La crítica es la forma moderna de la autobiografía, escribe Ricardo Piglia en el epílogo de Formas breves, que publica Debolsillo.

En un territorio intermedio entre el ensayo, el diario de escritor, la autobiografía y la ficción narrativa, Piglia reunió en este volumen algunos de sus textos más conocidos: Hotel Almagro, El último cuento de Borges o sus imprescindibles Tesis sobre el cuento.

Macedonio Fernández, Roberto Arlt, Borges, Joyce,  Kafka, Chejov o Hemingway son algunos de los maestros de la forma breve que Piglia invoca en estas páginas en las que aborda la relación entre el pensamiento y la literatura, entre la ficción y la realidad, entre la creación y el conocimiento, entre la escritura reflexiva y la narrativa: la narración descubre un mundo olvidado en unas huellas que encierran el secreto del porvenir.

Una mirada desde dentro a la cocina del narrador y a la función de la crítica en estos textos que Piglia resume como un ejercicio de crítica que parte de relatos breves y que a la vez los contiene.


Kate O'Brien.
Teresa de Ávila.
Traducción de Antonio Rivero Taravillo.
Vaso Roto Cardinales. Madrid, 2014.

Marta y María pasean juntas es el sugerente título de la última sección con que Kate O'Brien completa su espléndido retrato de Teresa de Ávila que se publicó por primera vez en 1951 y que ahora aparece en la colección Cardinales de Vaso Roto traducida por Antonio Rivero Taravillo.

Ese es el capítulo culminante de una obra intensa en la que brilla la capacidad narrativa de la novelista irlandesa, matizada sutilmente por su sensibilidad para evocar la figura compleja de la mistica activa que fue mediocre poeta y admirable prosista.

Tras describir la labor reformadora de la monja carmelita, ya cerca de la conclusión escribe Kate O'Brien: Teresa era una santa. Era inquietante y era, si se quiere, crédula; y estaba, si se quiere también, loca. Pero fue mucho lo que llevó a cabo, en un sentido convencional; escribió con lucidez, belleza y humildad sobre asuntos elevados y peligrosos; cautivó a casi todos los que la conocieron; fue alegre, tierna e ingeniosa en sus cartas y en todos sus escritos, y se vio tan estorbada por pequeños defectos y vanidades como puede atreverse a estarlo cualquier santo (bien sabía ella esto).



Ángel Crespo.
Deseo de no olvidar.
Presentación de Pilar Gómez Bedate. 
Epílogo de Soledad González Ródenas.
Círculo de Bellas Artes. Madrid, 2012.

Cuando anochece viajo a una frontera / de caballos salvajes, escribía Ángel Crespo en Sin rienda ni espuela, uno de los poemas que leyó el 27 de octubre de 1986 en el Círculo de Bellas Artes.


Junto con el resto de los textos de aquella sesión y el CD que da fe sonora de aquella memorable lectura, se recoge en Deseo de no olvidar, el volumen que edita el Círculo de Bellas Artes en su colección de poesía, con la voz del poeta, con una presentación de Pilar Gómez Bedate sobre la poesía del conocimiento en Ángel Crespo y un epílogo de Soledad González Ródenas sobre su palabra suspendida en el aire.

En el núcleo del libro, la lectura comentada de los textos por el propio autor y un apartado de Recapitulaciones y precisiones en el que se resumen las intervenciones del poeta en el coloquio posterior a la lectura en donde explica las claves de su poética: “me considero un poeta objetivo, realista, si por realidad entendemos la que está más allá de la superficie inmediata del mundo."

Está aquí representado el poeta que se lee y se comenta a sí mismo en unos textos que iluminan su concepción de la poesía como voluntad de conocimiento, con el tiempo, la memoria y la palabra como claves temáticas.



Wilkie Collins.
La sotana negra.
Edición de Damià Alou.
Letras Universales Cátedra. Madrid, 2014.

Discípulo, amigo y colaborador a veces de Dickens, Wilkie Collins es uno de los novelistas ingleses más importantes de la época victoriana. En plena madurez creativa escribió La sotana negra, una de sus obras más sólidas, aunque poco famosa, quizá porque se publicó en 1881, el mismo año que ¿Quién mato a Zebedee?, uno de sus más conocidos relatos de intriga policial.

Escrita con la pericia del escritor en pleno dominio de su oficio narrativo, el cruce de perspectivas y voces en el relato, la tensión sostenida en la intriga,  el misterio que rodea el pasado de unos personajes caracterizados magistralmente, la sorpresa o el giro inesperado de la acción son algunos de los rasgos más llamativos de una novela que, sin alcanzar la altura de La piedra lunar o La dama de blanco, no defraudará a los lectores de Wilkie Collins, cuya obra narrativa ha resistido asombrosamente bien el paso del tiempo.

Un triángulo de personajes con un jesuita –el padre Benwell- en uno de sus lados y una trama que en algunos momentos recuerda a La regenta, su casi contemporánea, y a algunas novelas de Galdós, La sotana negra es una denuncia del fanatismo y la avaricia clerical, una crítica suavizada por el humor desde la actitud distante que caracteriza  al irónico y siempre sonriente Collins.

Con un espléndido prólogo de Damià Alou, responsable también de su traducción, acaba de publicarlo Cátedra en su colección Letras Universales.

Santos Domínguez